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martes, 9 de julio de 2013
VENECIA 1: Gran Canal, Plaza San Marcos, Gueto judío
Día 1
Venecia es curiosa, seductora y romántica. Es única. Por eso tantos pintores, escritores y músicos le dedicaron sus obras. Está formada por más de cien islas que descansan en una laguna. Su fisonomía laberíntica y sinuosa se encuentra atravesada por canales y unida por puentes. Es muy fácil perderse por sus callejuelas estrechas, que te acorralan entre las paredes descascaradas y la ropa colgada en lo alto de una soga.
Llegamos al aeropuerto de Marco Polo, donde compramos la Venice Card por tres días de transporte que incluía los traslados desde y hacia el aeropuerto, colectivos, todos los vaporettos, inclusive para las islas de Murano y Burano. Tomamos un colectivo a Mestre para llegar al hotel Aaron, que habíamos contratado por internet. El hotel moderno y todo puesto a nuevo (raro en Venecia) se encontraba a dos cuadras de la estación de tren y a cincuenta metros de la parada del colectivo.
Todos los días cruzábamos el Puente de la Libertad en el colectivo 15 para ir a Venecia, tardaba unos 20 minutos hasta llegar a la Piazzale Roma. También podíamos tomar el tren que nos dejaba en la estación Santa Lucía y caminar por el el puente de Calatrava a la misma piazalle. A partir de este lugar ya no se podía usar el auto ni ningún transporte con ruedas, había que tomar los vaporettos o caminar.
Venecia está formada por seis barrios o sestiere: San Marcos, Cannareggio, Castello, Dorsoduro, Santa Croce y San Polo.
Como no podía ser de otra manera comenzamos recorriendo el sestiere de San Marcos. En la Piazzale Roma, tomamos el vaporetto 2 que recorre el Gran Canal. También se puede tomar el 1, pero para en muchas más estaciones. Si bien queríamos llegar a la plaza San Marcos, el viaje resultó un excelente paseo para tener un pantallazo general. El Gran Canal es la vía principal de la ciudad: hay un tránsito intenso de góndolas, vaporettos, lanchas, barcos cargados de insumos.
Durante el viaje pudimos apreciar la arquitectura veneciana, tan particular, ya que mezcla cada uno de los movimientos artísticos con su sello propio. Pasamos por decenas de iglesias y palacios bizantinos, góticos, renacentistas, barrocos. Nosotros preferimos sólo caminar por las calles. Pero acá todos los edificios atesoran obras de Tintoretto, Tiziano, Veronese y artistas venecianos que son la gloria de cualquier amante del arte.
Finalmente llegamos a la Plaza San Marcos, donde visitamos la Basílica de San Marcos, el Campanilo, la Torre del Reloj, el Palacio Ducal, el Puente de los Suspiros.
La Basílica de San Marcos es una visita obligatoria. Se construyó para albergar los restos de San Marcos, el patrono de Venecia, que dos mercaderes habían robado de Alejandría para regalárselos al Duque.Varias veces fue destruida y construida nuevamente siguiendo como ejemplo la iglesia de Santa Sofía, en el actual Estambul. Cuando uno entra se sorprende por su majestuosidad, sus mosaicos de oro estilo bizantino. Vale la pena detenerse a mirar los mármoles de la fachada, los bajorelieves, las esculturas y los cuatro caballos de San Marcos.
El Campanilo es un campanario con cinco campanas. En la República, cada campana sonaba para anunciar diferentes momento de la vida del pueblo: por ejemplo una ejecución, el comienzo y el fin de la jornada laboral o para ir al senado.
La torre del Reloj informaba a los navegantes acerca de las mareas y los mejores momentos para zarpar. Es un reloj astronómico que no sólo da la hora, si no, las fases de la luna, el sol y los signos del zodíaco. La construcción remata con una campana, la cual es golpeada a cada hora por los "moros”, dos personajes de bronce oscurecidos por la pátina.
El Palacio Ducal fue residencia de los duques, sede del gobierno, la corte de justicia y prisión de la República de Venecia. Su fachada es gótica mientras su interior es de estilo clásico.
El puente de los Suspiros une el Palacio Ducal con la antigua prisión. Es una construcción barroca. Su nombre se debe a que los prisioneros, mientras pasaban del Palacio de Justicia al calabozo, suspiraban porque aquella sería la última vez que verían el cielo.
Metiéndonos hacia el interior del barrio, por las calles laterales a la plaza San Marcos, encontramos tiendas de ropa, zapatos, accesorios de marcas inaccesibles y hermosas. Bares, heladerías y restaurantes de pizzas y pastas.
Del barrio de San Marcos fuimos al de San Polo. Allí visitamos la zona de Rialto. Cruzamos el puente, lleno de negocios de souvenires y máscaras del carnaval.
Luego, nos dirigimos a Cannareggio. Lo destacable de este barrio es el gueto judío. En 1516, el senado aprobó un decreto donde confinaba a todos los judíos a esta zona. Podían salir de día pero se cerraba de noche. Este gueto fue el primero de toda Europa. Es interesante que la palabra gueto viene de la palabra italiana “guetare” que significa "fundición", ya que en este barrio muchas fábricas se dedicaban a esta actividad. Posteriormente se llamó así a cada barrio que recluía judíos. Aunque hoy los judíos viven en diferentes partes de Venecia y son muy pocos, aquí se concentra gran parte de la vida comunitaria judía: colegios, restaurantes kosher, gente con kipá, Ieshivot donde se estudia Torá, el museo hebreo, negocios con objetos para las diferentes festividades y tradiciones. En la plazoleta o campo del barrio hay una representación en placas fundidas de la vida judía en Venecia y el posterior traslado a los campos nazis.
Volvimos a Mestre y cenamos en un restaurante buenísimo cerca del hotel, Bepi Veneciano. ¡Y a dormir!
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