Hoy empezamos nuestro día visitando el Palacio Topkapi, que es el lugar donde vivían los sultanes hasta que se mudaron al Palacio Dolmebache.
El palacio se encuentra en el barrio de Sultanahmet, atrás de Hagia Sofía. Está dividido en cuatro patios en donde se abren las diferentes salas y recintos. El primer patio era abierto al pueblo, cualquiera podía entrar allí. El segundo estaba destinado a las cuestiones del Estado, cocina y servidumbre, los dos restantes eran privados: el tercero servía para recibir a personalidades importantes, como embajadores, reyes y, el cuarto, para la familia. Hoy el Palacio es un museo. .
Para entrar debimos atravesar una imponente puerta perteneciente a la muralla defensiva que lo rodeaba. Caminamos por unos jardines a orillas del Bósforo hasta que llegamos a las ventanillas para sacar las entradas, bastante caras. Este sector pertenecía al primer patio.
Con las entradas en la mano, cruzamos otro pórtico que nos condujo al segundo patio o al palacio propiamente dicho. Allí se encuentra la cocina, las habitaciones de la servidumbre y de las cientos de personas que trabajaban allí, panaderías, donde se producían los aceites, un Hamam o baño turco, una mezquita para el personal, salas donde el sultán se reunía con los visires y administrativos. En el tercer patio encontramos salas lujosísimas con tronos de oro y piedras para que el sultán recibiera embajadores, visires importantes del Imperio y celebrara actos, desfiles, juramentos y reuniones de consejo. Si bien hay numerosas bibliotecas, en este sector se encuentra la más grande y linda. La escuela funcionaba allí..
Hoy muchas de las salas exhiben muestras:
Es muy interesante la sala de las Reliquias, aunque me sonó un poco difícil de creer. Se podía ver la vara de Moisés, la misma que habrá usado para abrir las aguas del Mar Muerto, o el turbante que vistió José, o el tazón del cual bebió Mahoma, su ropa, su pelo, su diente, o las túnicas que usaron sus padres, entre muchas otras cosas increíbles.
La sala del tesoro del Imperio empalaga de tantas piedras preciosas de tamaños nunca vistos y oro. Hay un diamante como una pelota de golf y se puede ver el puñal Topkapi, Impresionante!!!
En la sala de la vestimenta se encuentran las túnicas, muchas bordadas con hilo de oro, que vestían los sultanes.Estas camisas eran rellenadas con plumas para hacerlas gigantes y que el sultán fuera el más grande de todos e inspirara respeto y, porque no, miedo. Además de protegerlo hasta de la muerte. Tocados, turbantes,sombreros y alhajas, todo rebalsaba en piedras y oro,
También hay una sala de relojes y otra de armas.
El último patio, en realidad lo forman varios jardines, poseen escaleras de mármol, fuentes y una vista hermosa hacia el Bósforo y al Cuerno de Oro. Esta sección lo constituyen los lugares de recreación, deporte y descanso. Sus paredes se encuentran revestidas con bellísimos azulejos, característica tradicional de la arquitectura turca. Llama la atención la sala de la circunsición con dibujos de Maguen David. Y como en toda Turquía no podía faltar la mezquita para la familia. Al visitar el cuarto del bebé entendí lo que significaba “Nacer en cuna de oro”.
EL HARÉN
Para entrar al Harén había que pagar otra entrada. El harén es un complejo de salas, patios interiores y baños. Allí vivían los eunucos negros, los esclavos,las concubina, hijos y esposas del sultán, su madre y príncipes. El sultán poseía cuartos privados en una zona especial.
En el Imperio Otomano no había heredero sino sucesor y era nombrado entre cualquiera de los hijos del sultán. La madre del sultán o reina madre se encargaba de mediar entre los hijos y mujeres del harén y el sultán. Era muy importante caerle bien a la suegra real. Ella tenía el poder y la decisión en el Harén.
Desde edades tempranas, mujeres bellas e inteligentes eran traídas de los alrededores para conformar el Harén. Eran educadas con el régimen del palacio. Si lograban acostarse con el sultán y, además, tener un hijo se transformaban en esposas, y en ese momento debían hacer política con la suegra para ser la favorita y que su hijo sea el futuro sultán.Así ellas también tendrían poder en el futuro.
Luego de varias horas en el palacio, fuimos al hotel por un tecito y una siesta, para juntar fuerzas para ir a Taksim de noche.
Está vez tomamos el tranvía y nos bajamos en Kabatash (final del recorrido), y de ahí, el funicular (está incluido en la tarjeta de transporte) , que nos subió a la plaza Taksim.
Taksim es muy animado de noche, cominos allí, caminamos mucho, es seguro y limpio. Cada dos por tres pasa un camión de limpieza. Pero lo más lindo de ver son las gaviotas que vuelan alrededor de los minaretes que están iluminados: sus panzas reflejan la luz blanca dando un efecto hermoso.
Ya tarde dimos por finalizado nuestro cuarto día en Estambul.
1 comentario :
muy interesante!!
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