martes, 4 de junio de 2013

Capadocia

 
Cuando llegas a Capadocia parece que te metieras dentro de un cuento de ciencia ficción, en Marte, en la Luna o en alguna otra galaxia.
 
K1024_DSC_0437
Después de una hora y media de viaje, llegamos a la noche al aeropuerto de Nevsehir desde Estambul. Estas tierras, en Anatolia, en el centro de Turquía, son únicas. Si bien se encontraba oscuro, a través de la ventana de la combi, ya vislumbrábamos la rareza del paisaje. Las características geológicas del suelo hacen que formaciones de piedra de caprichosas formas se levanten por toda la región. Las rocas son tan blandas que el viento, la lluvia o la mano del hombre las han ido moldeando durante millones de años. Por eso las montañas están llenas de cavernas, recovecos, pasadizos, túneles y laberintos, naturales y artificiales.
Desde la prehistoria, muchas de esas gargantas dentro de la tierra fueron usadas por el hombre para habitarlas. Hoy encontramos hoteles lujosos, bares y las huellas de la historia que pasaron por allí. Desde ciudades subterráneas, donde sus habitantes se refugiaban del ataque de enemigos, hasta las primeras iglesias cristianas.
Capadocia es una región con numerosos poblados unidos por el paisaje y su geología, por lo cual están cerca unos de otros y son muy parecidos entre sí. Algunos de ellos son Urgup, Uchisar, Nevsehir, Zelme, Goreme, entre otros.
Nosotros nos alojamos en Goreme, en Cave Suits, en uno de esos hoteles excavados en la montaña. Dos niveles con una cama matrimonial arriba y otra simple abajo, baño, una pequeña cocina con té y café, decoración turca de muy buen gusto e hidromasajes. ¡ALUCINANTE !
 
 
K1024_DSC_0248K1024_DSC_0428K1024_DSC_0423K1024_DSC_0419
 
 
 
DIA 1
Nos levantamos a las 5 de la mañana: teníamos programada la excursión del globo aerostático, uno de los paseos más difundidos de Capadocia. Nos pasaron a buscar puntual: el viaje duró cinco minutos, los globos salen desde Goreme.  Mientras desayunábamos en una sala, proyectaron una película del lugar y se disponían a preparar el globo (cosa que nunca ocurrió), nos avisaron que no íbamos a poder volar por el viento y las malas condiciones climáticas. Por internet, habíamos contratado en una agencia (Turista Travel <sales2@tur-ista.com, muy recomendable) dos excursiones. Por suerte logramos cambiarla y, en lugar de pasear por el cielo, nos fuimos bajo la tierra a la ciudad subterránea de Derinkuyu. 
En Capadocia, existen muchísimas ciudades subterráneas. Tienen varios niveles bajo tierra, con salas y pasadizos, un sistema de ventilación y almacenamiento de agua en cisternas y todas las comodidades que requerían sus habitantes para alojarse durante dos o tres meses.
Se cree que estás ciudades fueron construidas por los hititas (1400 a.C.) para esconderse de los enemigos y después fueron usadas por otros pueblos, incluso los primeros cristianos se refugiaron cuando fueron perseguidos, por lo cual también podemos ver iglesias.
A las ciudades no les faltaban nada: habitaciones, cocinas aún ennegrecidas por el fuego, establos, bodegas, almacenes, salas donde se impartían clases y de culto. En varios lugares de la ciudad se podían ver puertas circulares pesadísimas, como ruedas de molino, de un metro o metro y medio de diámetro, que servían para cerrar el paso ante una eventual entrada del enemigo.
K1024_DSC_0289K1024_DSC_0264K1024_DSC_0270K1024_DSC_0281
 
Después de visitar la ciudad subterránea, fuimos con el guía en español (lo habíamos contratado por internet)  a recorrer el hermoso cañón de Ihlara, donde hicimos un trecking de unos cuatro kilómetros, entre la orilla de un lago verde y las formaciones de roca. Llegamos a un pueblito fantasma, llamado Belisirma, donde nos esperaban para almorzar: COMIDA MUY PICANTE.
K1024_DSC_0315K1024_DSC_0325K1024_DSC_0335
 
K1024_DSC_0295K1024_DSC_0316
 
 
A la tarde, escalamos varias de las formaciones rocosas donde encontramos frescos de las primeras iglesias pintados en las paredes de las montañas.

 
K1024_DSC_0353K1024_DSC_0351K1024_DSC_0347
 
K1024_DSC_0390K1024_DSC_0305
 
K1024_DSC_0418
 
 
 
Durante el recorrido en la combi, vimos el castillo de Uchisar, las chimeneas de hadas y las particulares formas de las montañas, llenas de ventanas y palomares.
 
 
A la noche caminamos por el centritro de Goreme y comimos por ahí, con la esperanza de que al día siguiente nos pudiéramos subir al globo.
 
Dia 2
Por segundo día nos levantamos a las 5 y, esta vez, no llovió ni hubo viento, pero nevó y mucho. Por lo tanto tampoco pudimos volar en globo. Con bronca decidimos ir caminando al museo al aire libre de Goreme. Por el camino encontramos unas flechas que indicaban el trayecto de un par de treckings. Las seguimos…
Entramos a una postal nevada de chimeneas de hadas, formaciones con aspecto bastante fálicas, un paisaje nunca visto. Corrimos por la nieve, trepamos, sacamos muchas fotos. Y luego seguimos al museo.
 
K1024_DSC_0517K1024_DSC_0438
 
K1024_DSC_0489
K1024_DSC_0525
 
 
El museo consta de un cerco que abarca varias montañas, donde se puede acceder a un complejo monástico. Los frescos de las iglesias excavadas en la montaña están mucho mejor conservados que los que vistamos el día anterior. El lugar está más preparado para el turista. Hay un circuito establecido donde no se puede alterar el orden.
Al terminar el día debíamos tomar el avión para volver a Estambul.
Capadocia fue increíble… Pero nos debe el viaje en globo.





















































No hay comentarios :